Tim Lopes,el recuerdo de la lucha honrada

Publicado: noviembre 3, 2010 en Uncategorized
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Seguramente os preguntéis quién es él y por qué ha sido mi elegido. Bucear por el mundo del narcotráfico y la trata de blancas no es una tarea sencilla. Nombres falsos, apodos y mentiras circulan por la mayoría de los libros y páginas que he visitado, dejando a su paso un océano lleno de «papeles en blanco». Por eso, no se me ha ocurrido otra cosa que hacer un pequeño homenaje a Tim Lopes, por el valor que tuvo de introducirse en el espeluznante submundo de las mafias brasileñas.

Tim Lopes

Nunca se imaginó cuando sus ojos vieron por primera vez la luz de Pelotas (Río de Janeiro) el 18 de noviembre de 1950, cuál sería su trágico final.

Arcanjo Antonino Lopes  pasó su infancia en Mangueira, una de las favelas más populares de la capital brasileña, junto a su madre y a sus siete hermanos. La vocación periodística le acompañó desde muy pequeño y con mucha pasión y una gran dosis de esfuerzo, consiguió comenzar sus estudios en la facultad de Hélio Alonso (FACHA).

Rebelde y de gran corazón, obtuvo su primer empleo en la revista Domingo Ilustrada en la que Samuel Wainar, jefe de la publicación, cambió su nombre por el de Tim Lopes, alegando que le recordaba al del músico brasileño Tim Maia.

Izquierdista, contestatario y antisistema, colaboró también en periódicos como Movimiento, El Jornal do Brasil o el O Día. Saber de primera mano lo que era pasar hambre fue quizás lo que le llevó a tener una abismal preocupación por la gente más pobre.

Para muchos, un verdadero hito del periodismo brasileño.  «Si algo le caracterizaba era la riqueza para captar los pequeños detalles»,  afirmaba su compañera de profesión y antigua novia, Sheila Dunaevits.

En un mundo en el que la profesión periodística camina inevitablemente hacia la comodidad, Lopes apostó por una labor comprometida, de calidad, metiéndose hasta el fondo en cada una de sus investigaciones y,  sobre todo dando una lección de humanidad en sus luchas contra las injusticias que, día tras día, atormentan a la gente de Brasil.

Vestirse de Papá Noel y salir a la calle en plena nochebuena para filmar como pasaban las navidades los niños sin hogar, hacerse pasar por un adicto e internarse en un centro de desintoxicación para da a conocer la negligencia de los médicos de su país o transformarse en un obrero para mostrar sus precarias condiciones laborales eran el pan de cada día de este entrañable hombre. Así lo relataba su gran amigo Domingo Peixoto, fotógrafo del periódico O Globo.

De esta forma, el trabajo de Lopes siempre se apoyó en dos pilares fundamentales en los que, bajo mi punto de vista, recae el secreto de su éxito profesional.  Por un lado, la narrativa social con una mirada a las capas más marginales de Brasil y por el otro, el don de ser capaz de cambiar de aspecto o incluso de forma de vida, con el único fin de hacer públicas todas sus denuncias.

En 1994, tanto trabajo dio al fin sus frutos cuando consiguió el premio a la mejor presentación de informes en el periódico O Día por su publicacion «Funk, el sonido, la alegría y el terror».

A partir de ese momento, su éxito profesional fue en aumento. En 1996 se convirtió en el nuevo productor de TV Globo y fue allí donde emprendió un peligroso trabajo de investigación con cámara oculta  que puso entre sus manos el premio Esso de periodismo. Su título, Feirao do Pó (mercado del polvo) y  su temática, la exención con la que los narcotraficantes pasaban droga en la favela de Vila Cruceiro y la denuncia a la explotación sexual a menores que estaba a la orden del día en aquel lugar.

Un trágico suceso estaba a punto de conmocionar al país entero.

«Era consciente del riesgo que corría, pero quería denunciar los abusos a menores y la falta de Estado en las favelas»,  señalaba su hijo Bruno Quintella.

Unos pantalones cortos, una camisa amarilla y unas sandalias viejas envolvían los 51 años de vida de Tim Lopes el día de su muerte.  Corría el 2 de junio de 2002 cuando el brasileño entró en la favela de Vila Cruceiro para filmar un baile funky en el que los narcos pasaban droga libremente y se realizaban orgías en las que participaban menores, la mayoría explotadas sexualmente.

En un mundo en el que no está permitido ni el más mínimo fallo, la banda del  conocido narco Elías Meluco descubrió su cámara oculta y, tras torturarlo a golpes de katana y quemarlo vivo, descuartizaron su cuerpo.  El cadáver no apareció hasta pasados doce días.

Un centenar de manifestaciones recorrieron entonces las calles de Río de Janeiro pidiendo el fin de la violencia en Brasil.

Así se pone punto final a la historia de un personaje que tuvo la valentía de denunciar la hipocresía que hoy día nos envuelve y que dio incluso su vida por intentar salvar la de muchas jóvenes que, «en nuestro civilizado siglo XXI», siguen siendo víctimas de una ezclavitud muy similar a la que se abolió allá en 1880.

Aquí os dejo más información para la gente que esté interesada en el tema.

http://blogs.20minutos.es/enguerra/2007/03/22/morir-contar-encuentro-con-hijo-tim-lopes/

http://arabia.reporters-sans-frontieres.org/imprimir.php3?id_article=2508

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