Mesalinas, rameras, furcias, meratrices, prostitutas, trabajadoras del sexo, samaritanas del amor… miles de nombres y un único destino: Ser carne de ganado, simples juguetes en manos despiadadas, muchas de ellas niñas que se ven obligadas a prescindir de su derecho a tener infancia, que nunca llegarán a tener sueños.
Todas son, simples muñecas rotas.